El ícono del trap argentino desató la locura en el Multiespacio Costa 21 con un show cargado de hits, visuales impactantes y una energía demoledora que dejó sin aliento a todos sus diablos y diablas.
Lima vivió una noche histórica. El sábado, Duki finalmente aterrizó en la capital peruana con su esperado World Tour, un recorrido internacional que viene rompiendo esquemas y agotando entradas en cada parada. Y esta vez no fue la excepción: el Multiespacio Costa 21 se convirtió en el epicentro de una auténtica fiesta de trap, con un show que superó todas las expectativas.
Desde el primer minuto, el escenario se transformó en un espectáculo de luces, fuego y pantallas gigantes que acompañaban cada uno de los temas del artista. El público, compuesto por miles de diablos y diablas, coreó cada canción a todo pulmón, creando una conexión única con Duki, que no dejó de agradecer el amor que recibía de los peruanos.
El arranque fue con “Nueva Era”, un tema potente y personal que refleja el momento actual del artista: una evolución sonora y emocional que lo consolida como líder indiscutido del género. La noche siguió subiendo de nivel con “Buscarte Lejos” e “Imperio”, dos de los himnos que cuentan con millones de reproducciones en plataformas.
Pero los clásicos también tuvieron su espacio. Canciones como “Givenchy”, “Goteo” y otros hits infaltables pusieron a saltar a toda Lima, recordando por qué Duki es una figura tan influyente en la música urbana actual.
En uno de los momentos más especiales de la noche, Duki invitó a un fan a subir al escenario para cantar junto a él, desatando la euforia del público. Sin embargo, el instante más emotivo llegó cuando un pequeño fan subió al escenario y se encontró cara a cara con su ídolo. Duki no solo lo abrazó con cariño, sino que también le regaló su camiseta, sellando un recuerdo imborrable para el niño. Juntos cantaron ante miles de personas, en una escena que conmovió a todos los presentes y demostró, una vez más, el fuerte vínculo del artista con sus seguidores.
Cada tema fue acompañado por una puesta en escena de alto nivel: llamaradas, visuales en pantallas gigantes y un sonido impecable que convirtieron el concierto en una experiencia multisensorial. Duki no solo cantó, entregó el alma sobre el escenario, se conectó con su gente, y confirmó que su presente no es casualidad, sino el resultado de años de trabajo, evolución y autenticidad.
La noche cerró con aplausos, ovaciones y un público que se fue con el corazón lleno. Duki no solo pasó por Lima: la marcó para siempre.
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